La última tarde de jornadas técnicas en SALAMAQ’21 miró al sector agrícola de la mano de Herbiagro, empresa “comprometida con la Feria en un año que, ya sabíamos, iba a ser complicado”, explicó el representante de la empresa, Samuel García, antes de dar paso a Pedro Paniagua, jefe de producto de oleaginosas de la multinacional semillista Limagrain. Limagrain precisó que la colza “está resurgiendo” porque, entre otros aspectos, “aporta muchos beneficios al terminar con las malas hierbas de los cultivos de rotación y deja un barbecho muy preparado”. A ello hay que añadir la buena rentabilidad del mismo.
Buen momento para vender
Según explicó el experto, vivimos una época buena para las oleaginosas (girasol, soja, colza) que marcan precios que no se veían, en algunos casos, desde hace una década. El girasol, explicó, siembra 20 millones de hectáreas en todo el mundo (600 000 en España). Rusia y Ucrania lideran y han aumentado el número de hectáreas plantadas. En el caso de Rusia, un millón más. Al terminar la próxima campaña los precios se situarán al nivel de 2013-2014 al aumentar la oferta. “No serán tan altos como ahora, pero no serán bajos”, explicó. Por ese motivo, Paniagua recomienda no almacenar cosecha de girasol y venderla cuanto antes “porque la situación de precios es ahora muy buena y no conviene esperar demasiado porque aunque la demanda es grande la oferta llegará fuerte”. La situación es análoga en el caso de la colza, con precios máximos al nivel de 2008.
Paniagua finalizó su intervención haciendo referencia a los cultivos híbridos de colza, cuyo desarrollo lidera su empresa en Europa, y que, entre otros avances, han logrado hacerle frente a las enfermedades más habituales de este tipo de oleaginosa además de conseguir variedades de gran eficacia productiva y alto nivel de grasa.
Agricultura inteligente
Al ingeniero agrónomo de AGRAE Jorge Miñón le correspondió cerrar con su ponencia las jornadas profesionales de SALAMAQ. AGRAE defiende una ‘agricultura inteligente’ basada en el mapeo de suelos aplicando una tecnología que, con los años, ha ido evolucionando para optimizar las soluciones a los profesionales del campo a los que asesora sobre la riqueza del terreno y su idoneidad en función de los cultivos que se deseen plantar.
Lejos quedan aquellos tiempos de agricultura artesanal. En pleno siglo XXI, los profesionales pueden cargar en su tractor los datos del terreno analizado y aplicar sobre él la cantidad justa de abono para lograr la productividad deseada. “Ya no se trabaja con estimaciones y se ahorran costes”, explicó Miñón.
En lo relativo a la sostenibilidad, el experto destacó que el trabajo de los agricultores es beneficioso para la huella de carbono, “porque la reduce”, y comienzan a establecerse baremos en algunos países para compensarlos por ese beneficio para el medio ambiente. A España, avanzó, “terminará llegando esa compensación”.