Las jornadas profesionales de la segunda jornada de Salamaq’21 se iniciaron este sábado con la ponencia de la coordinadora general de la PAC de la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural de la Junta de Castilla y León, María José González, quién trazó una minuciosa fotografía de la próxima Política Agraria Comunitaria (PAC) y de los aspectos que más inquietan a los profesionales.
Una de las grandes preocupaciones de la nueva PAC está relacionada con los llamados ‘ecoesquemas’, un nuevo régimen de pago para promover la protección del medio ambiente y el clima mediante el presupuesto de los pagos directos de los Estados miembros, que deberán poner a disposición de sus agricultores uno o más ecoesquemas aunque los profesionales tendrán la libertad de participar o no.
Desde la Unión Europea se establece que son los Estados miembros los que deciden el contenido de sus propios ecoesquemas, así como cuánto dinero gastarán en ellos. Esta división ofrece la posibilidad de conceder dos tipos de pagos directos a los agricultores: incentivadores o compensatorios. Los primeros favorecen al agricultor con una ayuda por encima de los costes y los segundos, por los que optará España, advirtió González, únicamente cubre los costes y el lucro cesante “en la medida de lo posible según las disponibilidades presupuestarias”. Ese matiz, señaló la experta, podría propiciar que el profesional del campo “podría incluso perder dinero si no hay presupuesto suficiente para ese pago compensatorio”.
González explicó que el campo se encuentra en plena transición agroecológica en el marco de una nueva política alimentaria europea a través de la estrategia ‘De la granja a la mesa’. “Esa estrategia habla de sistema alimentario, no agroalimentario, de modo que la PAC pasa a ser un peón pues el eje pasa del agricultor al consumidor, que quiere una agricultura sostenible y cuidar el medioambiente”, detalló.
Ese camino hacia la progresiva eliminación de todos los inputs sintéticos establece que en el año 2030 debe reducirse un 50 % el uso de fitosanitarios en el campo y un 20 % el de fertilizantes.
Productividad en entredicho
La Unión Europea habla de visión holística que ayudará a mejorar la productividad. María José González se pregunta si se producirá de verdad esa mejora, sobre todo teniendo en cuento los estudios que apuntan que disminuirá la producción en la UE, “lo que traerá precios más altos” y esa subida, alertó, “no compensará la subida de costes por lo que cerealistas y ganaderos de carne van a ser los más afectados”.
Con menos presupuesto la PAC “debe ser capaz de compensar unas rentas que ya venían tensionadas pues la transición necesita formación, apoyo normativo y estabilidad financiera”. La Política Agraria Comunitaria destinará 47.000 millones de euros para toda la Unión Europea. De ese montante global, el 40 % debe dedicarse a objetivos medioambientales. «Pide Europa cosas más costosas con menor presupuesto», lamentó la experta.
La política compensatoria de ayudas derivada de la nueva PAC tampoco es positiva para el agricultor y el ganadero profesional de Castilla y León, explicó González, pues tendrá que compartir ahora con otros perfiles que también optan a subvención a pesar de que su volumen anual de facturación no supere los 5.000 euros, una cifra muy modesta en comparación con la media del trabajador del campo de la Comunidad.
Algo similar ocurrirá con el pago redistributivo por hectárea que recibirán los agricultores al que se le aplicarán políticas degresivas de tal manera que las primeras hectáreas recibirán más dinero que las siguientes, lo que podría provocar un descompensación a la hora de cubrir costes hasta hacerlos deficitarios. Todo dependerá, explicó, de los derechos asignados a cada región agronómica.