“Divulgar y dar a conocer la tauromaquia para luchar por nuestras raíces y nuestra cultura”. El presidente de la Fundación Toro de Lidia, Victorino Martín, tiene el mensaje claro y no duda cuando afirma que “frente al lobby animalista que pretende adoctrinar hay que insistir en que los toros no solo son cultura sino también economía en el mundo rural”.
Martín realizó estas afirmaciones en el inicio de la Mesa Redonda organizada por la propia Fundación que preside y la Diputación de Salamanca, representada en el acto por el diputado provincial Jesús María Ortíz.
Junto a ellos, la cirujana taurina y coordinadora del capítulo de la Fundación del Toro de Lidia en Salamanca, Beatriz Montejo; el matador de Toros Juan del Álamo; el director de la Escuela Taurina de Salamanca, José Ignacio Sánchez; el fabricante de banderillas y puyas Manuel Sales Garrido y el veterano periodista y crítico taurino José Carlos Arévalo, quien ejerció de moderador e introductor de esta jornada en la que realizó un repaso a la relevancia histórica del toro de lidia y la tauromaquia y su papel actual.
Arévalo detalló que el toro salvaje «y agresivo» pervive en España como en ningún país de Europa “porque aquí se torea, algo que comenzó como un juego para ir después evolucionando hasta que en el siglo XVIII empieza a modelarse el toro de lidia que transforma la agresividad en bravura”.
La Escuela Taurina de Salamanca, muy viva
Por su parte, el director de la Escuela Taurina de Salamanca, José Ignacio Sánchez reivindicó una instalación “que forma a jóvenes como toreros y como hombres y lo hace habitualmente con el respaldo de las instituciones”. En el caso de la de Salamanca, que cuenta con 60 alumnos y 60 aficionados prácticos, “está muy viva y con mucha actividad porque el toro se vive con mucha intensidad”.
Uno de los antiguos alumnos de ese centro formativo fue Juan del Álamo, referente ahora para quienes vienen detrás. El matador, como no podía ser de otra manera, pidió “que profesionales y aficionados remen en la misma dirección” y reaccionen ante agravios y graves faltas de respeto como las que en su día motivaron el nacimiento de la Fundación Toro de Lidia cuya función, reconoció Beatriz Montejo, “todavía hay personas a las que les cuesta entenderla”.